Trump revoca visas de estudiantes internacionales en Louisiana

    The Trump administration has terminated 16 student visas in Louisiana.

    Recent moves by the Trump administration to revoke student visas from international university students, including those attending institutions in Louisiana, send a disturbing message to families across the globe: if you think differently, speak differently, or come from a different culture, your education in the United States is quite frankly, non-existent.

    When campuses lose students from varied racial, ethnic, and cultural backgrounds, they don’t just lose numbers — they lose minds, perspectives, and innovation.

    Some students had their visas revoked for vague reasons or unconfirmed security concerns. Others, allegedly, were punished for engaging in speech or activism — often in support of Palestinian rights. More than 300 international students have had their visas stripped, and the message is clear: minority and culturally different minds are being treated not as assets, but as threats.

    This trend feels eerily similar to “white flight” — but in reverse. Instead of the majority fleeing diverse environments, institutions are now purging diversity to preserve ideological uniformity. Could we call this “white deportation”? Not in the literal sense, but symbolically: power structures are expelling those who challenge dominant norms.

    The idea that universities should only serve a narrow, monolithic worldview is completely opposed to the mission of higher education. If universities are to be regulated or defunded based on the comfort of the majority, they are no longer spaces of learning — they become instruments of propaganda built on a foundation of non-critical thinkers.

    La administración Trump ha cancelado 16 visas estudiantiles en Louisiana.

    Las recientes acciones para revocar visas de estudiantes internacionales —incluidos alumnos de universidades en todo Luisiana— envían un mensaje preocupante a las familias de todo el mundo: si piensas diferente, hablas diferente o vienes de una cultura distinta, tu educación en Estados Unidos ya no existe.

    Cuando los campus pierden estudiantes de orígenes raciales, étnicos y culturales diversos, no solo pierden números — pierden mentes, perspectivas e innovación.

    Algunos estudiantes vieron sus visas revocadas por razones vagas o supuestas preocupaciones de seguridad. Otros, al parecer, fueron castigados por expresar opiniones o participar en activismo —muchas veces en apoyo al pueblo palestino. Más de 300 estudiantes internacionales han perdido sus visas. El mensaje es claro: las voces minoritarias y culturalmente distintas están siendo tratadas no como un aporte, sino como una amenaza.

    Esta tendencia recuerda inquietantemente al fenómeno del “white flight” (huida blanca), pero al revés. En lugar de que la mayoría abandone entornos diversos, ahora las instituciones están expulsando la diversidad para mantener una visión ideológica uniforme. ¿Podríamos llamar a esto “deportación blanca”? No en sentido literal, pero simbólicamente sí: las estructuras de poder están eliminando a quienes desafían las normas dominantes.

    La idea de que las universidades solo deben servir a una visión única y homogénea del mundo va en contra del verdadero propósito de la educación superior. Si las universidades son reguladas o desfinanciadas según lo que resulte cómodo para la mayoría, dejan de ser espacios de aprendizaje y se convierten en instrumentos de propaganda construidos sobre una base de pensamiento no crítico.

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